Página 40 de 56
y aun del uno, que es dislate 2230
digno del hombre más loco
que haya quien morirse quiera
por no dar una carrera,
cosa que cuesta tan poco.
Estimo en mucho mi vida; 2235
déjame, señor, aquí,
y después vuelve por mí.
Ludovico. Esta es la casa. Homicida
de Filipo hoy he de ser.
Veamos si el cielo pretende 2240
defenderle y le defiende.
Aquí te puedes poner.
Paulín. No hay para qué, que ya allí
Sale un hombre embozado.
un hombre viene.
Ludovico. Dichoso
soy, si llega la ocasión 2245
en que dos venganzas tomo
-pues esta noche no habrá
a mis rigores estorbo-,
dando muerte a este embozado
antes que a Filipo. Solo 2250
viene; él es, que ya las señas
por el talle reconozco,
o porque me atemoriza
el miralle, y me da asombro.
Embozado. ¡Ludovico!
Ludovico. Ya ha dos noches, 2255
caballero, que aquí os topo.
Si me llamáis, ¿por qué huís?
y, si me buscásteis, ¿cómo
os ausentásteis?
Embozado. Seguidme,
sabréis quién soy.
Ludovico. Tengo un poco 2260
que hacer en aquesta calle
y impórtame el quedar solo,
porque en matándoos a vos
tengo que matar a otro.
O saquéis o no la espada, 2265
desta manera dispongo
dos venganzas. ¡Vive Dios,
Saca la espada y acuchilla el viento.
que el aire acuchillo y corto
y no otra cosa! Paulín,
ataja tú por esotro 2270
lado.
Paulín. Yo no sé atajar.
Ludovico. Pues he de seguiros todo
el lugar hasta que sepa
quién sois. En vano propongo
darle muerte, ¡vive Dios!, 2275
que rayos de acero arrojo
y que de ninguna suerte
le ofendo, hiero ni toco.
Vase tras él acuchillándole y sale Filipo.
Paulín. Vayan en buen hora. Ya
salió de la calle y otro 2280
se viene a mí. Más tentado