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Ludovico. Padre, ya estoy en la cueva.
Aquí atiendan a mi voz 2760
hombres, fieras, cielos, montes,
día, noche, luna y sol,
a quien mil veces protesto,
a quien mil palabras doy,
que entro a padecer tormentos, 2765
por ser tan gran pecador
que tan grande penitencia
es poca satisfación
de mis culpas, y pensar
que está aquí mi salvación. 2770
Can. 1º. Pues entra, y siempre en la boca
lleva, y en el corazón,
de Jesús el nombre.
Ludovico. Él sea
conmigo. Señor, Señor,
armado de vuestra fe, 2775
en el campo abierto estoy
con mi enemigo; este nombre
me ha de sacar vencedor.
La señal de la cruz hago
mil veces. ¡Válgame Dios! 2780
Aquí entra en la cueva, que será como se pudiere hacer
más horrible, y cierren con un bastidor.
Can. 1º. De cuantos aquí han entrado,
nadie tuvo igual valor.
Dádsele, justo Jesús;
resista la tentación
de los demonios, fïado, 2785
divino Señor, en vos. Vanse.
[CUADRO IV]
Salen Lesbia, Filipo, Leogario, Capitán, y Polonia.
Lesbia. Antes, pues, que lleguemos
donde nos lleva tu valor, podemos
decir a qué venimos
todos a verte, puesto que trujimos 2790
determinado intento.
Polonia. Decid andando vuestro pensamiento,
y siguiendo mi paso,
porque os llevo a admirar el mayor caso
que humanos ojos vieron. 2795
Lesbia. Pues nuestras pretensiones éstas fueron:
Polonia, tú veniste
a este monte, y en él vivir quisiste,
haciéndome heredera,
en vida, de un imperio; yo quisiera 2800
darte en mi intento parte,
y así de todo aquí vengo a informarte.
Mi voluntad te dejo,
preceptos pido, hermana, no consejo.
Una mujer no tiene 2805
valor para el consejo, y le conviene
casarse.
Polonia. Y es muy justo,
y si es Filipo el novio, ése es mi gusto,
pues con eso he podido,
Lesbia, dejarte el reino y el marido, 2810