El cordero de Isaias (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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Leña y cordero inmolado 405 fue tan revesado emblema para mí, como lo fue que una virginal pureza conciba virgen, que virgen para, y virgen permanezca; 410 misterio que hasta hoy no sé qué velos, sombras o nieblas se me pusieron delante a que de vista la pierda; y así, dejándole, a esotro 415 (como a extensión suya) vuelva: leña y cordero inmolado fue tan revesado emblema para mí, que discurriendo de la Escritura la letra, 420 por si algo rastreaba, no hallo ápice que no contenga ser un rebaño de Dios todo el resto de su Iglesia. Y más, si juntando extremos, 425 al espirar el que deja nueva ley establecida, hallo que en cordero empieza una, otra en cordero acaba, pues al dudar si era o no era 430 el verdadero Mesías, Juan (su último profeta) con el dedo le señala, diciendo para más señas: . De paso ahora considera si vestir la piel del lobo es bastante consecuencia 440 que explique la antipatía que el lobo al cordero tenga, y si es fuerza que mis iras añadan a la primera ojeriza del cordero 445 que hoy su sacrificio sea ocasión que gentilismo y hebraísmo tienen puesta a Jerusalén en bandos, fundada la competencia 450 de si en la sentencia vino o no vino en la sentencia, uno por no haber cumplido las hebdómadas la cuenta, y otro porque fue temor 455 de que los romanos vengan. Con que si llega Behomud y halla en esta controversia que donde una ley acaba es donde otra ley empieza, 460 y acude a la profecía de David, donde lamenta que ya al pueblo de Israel Dios no envía sus profetas porque ya no quiere que 465 sean víctimas cruentas de carne y sangre de reses las que en sus aras se ofrezcan, es fuerza que entre los dos el sacrificio suspenda, 470 acudiendo a consultar a Candaces; y si ella, al examinarlas, halla en la clara estirpe regia de su gran genealogía 475 que de David hijo era el crucificado hombre, en cuyas honras funestas arrastraron luengos lutos cielo, sol, luna y estrellas, 480 ¿quién duda (y más con el nombre de Gracia) admita la nueva ley, haciendo de su muerte hereditaria la ofensa? Y así, remitiendo el daño 485 a la floja providencia del tiempo, en que estas noticias, como otras, se desvanezcan, embarazar el camino a Behomud la diligencia 490 más forzosa es, pues con esto, retardándola las nuevas, cuando lleguen, llegarán más varias y menos ciertas.

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