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bodas y exequias hicieron,
mezclando lutos y galas
su tálamo y monumento.
Porque apenas prevenidos
los amigos y los deudos
estaban, y ya la noche,
tendiendo su manto negro,
bajó más llena de horror,
cuando temerario entro
en su casa y, entre todos,
desesperado y resuelto,
busqué al novio, a quien hablaron
la mano y la lengua a un tiempo.
Aquélla dijo, "Yo soy
de aquesta hermosura dueño;"
y ésta de dos puñaladas
le dejó en la tierra muerto,
imitando trueno y rayo
el puñal con el acento,
dando mi acero la lumbre
y dando su voz el trueno.
Alborotáronse todos,
y yo entre todos dispuesto
a reñir, no por vivir
sino por matar muriendo,
cogí, saliéndome altivo,
que entre el ruido y el estruendo
no fue muy dificultoso,
a doña Juana, a quien luego
puse en un caballo --mal
digo-- en un alado viento,
tan veloz... Mas ¿para qué
su ligereza encarezco,
pues basta decir que fue
tan obediente y ligero
que me pareció veloz
a mí, con venir huyendo?
La raya de Portugal
pasamos, y ya en el suelo
castellano saludamos
su tierra, que es nuestro puerto.
A Salvatierra venimos,
seguros de que hallaremos
en vos amparo, Luis Pérez.
Arrodíllase
A vuestro pies estoy puesto;
amigos somos los dos,
y amigos tan verdaderos
que a nuestra amistad le debe
láminas de bronce el tiempo.
Hospedad a un infeliz,
no tanto, amigo, por serlo
como porque a vuestras plantas
de vos se vale; que es cierto
que es obligación que debe
un noble; y, si no por esto,
por una dama a quien yo
en esa alameda dejo
a la orilla de ese río;
porque, hasta hablaros y veros,
no quise que ella viniese
conmigo; y ahora, viniendo
a buscaros, de un criado
supe que en este desierto,