Luis Pérez el gallego (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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porque otro ninguno entre
a serviros sino yo,
el tiempo que aquí estuviere.

Vase


LUIS: Vuesa merced, señor juez,
no se alborote, y se siente
otra vez; que falta mucho
que hablar.
JUEZ: (Consejo es prudente Aparte
no aventurar hoy mi vida
con unos hombres que vienen
tan restados que sin duda
vendrá con ellos más gente.)
Pues ¿qué queréis, en efecto?
LUIS: Yo he estado, señor, ausente
algunos días; hoy vine
y, hallando con diferentes
personas, todas me han dicho
cómo vuesa merced tiene
un proceso contra mí.
Preguntando qué contiene,
unos dicen una cosa
y otros otra. Yo, impaciente,
por no saber la verdad,
tuve por más conveniente
el venir a preguntarla
a quien mejor la supiese.
Y así, señor, os suplico,
si ruegos obligar pueden,
me digáis qué hay contra mí,
porque yo no ande imprudente
vacilando en qué será
lo que me acusa o me absuelve.
JUEZ: ¡No es mala curiosidad!
LUIS: Soy curioso impertinente.
Mas, si no quiere decirlo...
éste el proceso parece.
El lo dirá y no tendré,
señor juez, que agradecerle.

Toma el proceso


JUEZ: ¿Qué hacéis?
LUIS: Ojeo un proceso.
JUEZ: ¡Mirad!
LUIS: Vuesarced se siente
otra vez; que no quisiera
decírselo tantas veces.
La cabeza del proceso
es ésta; no pertenece
a mi intención, pues ya sé,
más o menos, qué contiene.
Vamos a la información.
El primer testigo es éste.
"Y, habiendo tomado en forma
juramento a Andrés Jiménez,
declaró que, al tiempo y cuando
vinieron los dos valientes
caballeros, él cortaba
leña, y que secretamente
riñeron solos los dos,
y que al fin de un rato breve
cayó en el suelo don Diego.
Y que, mirando que viene
a este tiempo la justicia,
el don Alonso pretende
escaparse en un caballo,
a quien en el suelo tienden

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