A secreto agravio, secreta venganza (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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cada oficio de por sí,
y mnurándole, todos.
( Hablan aparte Doña Leonor y Sirena.)


Escena VII
DON BERNARDINO, DON LUIS y CELlO, que se quedan lejos de
DOÑA LEONOR, SIRENA, MANRIQUE
DON LUIS. Soy mercader, y trato en los diamantes,
que hoy son piedras, y rayos fueron antes
del sol, que perficiona y ilumina
rústico grano en la abrasada mina.
Paso desde Lisboa hasta Castilla,
y en esta aldea vila maravilla
del cielo, reducida en una dama
que acompañáis; y luego de la fama
supe que va casada o a casarse.
Y como suele en todas emplearse
este caudal más bien, porque las bodas
en la gala y la joya empiezan todas,
enseñaros quisiera algunas dellas,
que no son más lucientes las estrellas,
por ver si la ocasión con el deseo
hacen en el camino algún empleo.
D . BERNARDINO . La prevención y la advertencia ha sido
acertada. A buen tiempo habéis venido,
pues yo, por divertirla y alegrarla
(que está triste), unajoya he de feriarla.
Aquí esperad, y llegaré primero a
prevenirla.
DON LUIS . Pues ahora quiero
que la llevéis, señor, para bastante
prueba de mi verdad, este diamante:
(Dásele.)
que visto su valor y su excelencia,
no dudo yo, señor, que os dé licencia
de llegar a sus pies.
D. BERNARDINO. ¡Es piedra rara!
¡ Qué fondo ! ¡ Qué caudal! ¡ Qué limpia y
clara!
Aquí, divina Leonor. (Llégase a ella.)
Ha llegado un mercader,
en cuya mano has de ver
joyas de grande valor,
ricas, costosas y bellas.
Divierte un poco el pesar;
que yo te quiero feriar
lo que te agrade dellas.
Este diamante, farol

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