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Éste la entregó en el reparto de la tarde del mismo día.
A la mañana siguiente, es decir, el 4 de junio, el doctor Lana fue a visitara Miss Morton, con la que celebro una larga entrevista, observándose que al salir de ella lo hizo presa de una gran agitación. Miss Morton no salió en todo el día de su cuarto y su doncella la encontró varias veces llorando. Antes de una semana era un secreto a voces en toda la aldea que el compromiso matrimonial había quedado roto y que el doctor
Lana se había portado de una manera vergonzosa con la joven, hasta el punto de que el hermano de esta, Arthur Morton, hablaba de cruzarle la cara a latigazos. En que punto concreto estribaba esa conducta vergonzosa del doctor era cosa que ignoraba la gente, porque cada cual hacia su propia hipótesis; pero todos se fijaban, y ese hecho era un síntoma evidente de la conciencia culpable, en que el doctor era capaz de dar rodeos de muchas millas para no pasar por delante de las ventanas de Leigh Hall y que no acudía a los servicios religiosos de los domingos en la mañana en los que se habría tropezado con la joven. Apareció también en el Lancer un anunció ofreciendo el traspaso de una clientela médica, aunque sin dar el nombre del lugar en que ésta se hallaba situada; pero se supuso por algunos que se trataba de Bishop’s Crossing y que ello significaba que el doctor Lana se retiraba del escenario de sus éxitos. Así estaban las cosas, cuando la tarde del lunes 21 de junio ocurrió un hecho nuevo que convirtió lo que había sido un simple escándalo de aldea en una tragedia que llamó la atención de todo el país. Habrá que entrar en algunos detalles para que los hechos de aquella tarde adquieran un valor de relieve.
Los únicos ocupantes de l casa en que vivía el doctor eran su ama de llaves, una mujer anciana y sumamente respetable llamada Marta Woods, y una sirvienta joven, Mary Piling. El cochero y el empleado de la consulta dormían fuera. El doctor solía permanecer por las noches en su despacho, contiguo al quirófano y situado en la parte de la casa más alejada de la servidumbre. Esa parte de la casa tenía puerta independiente para mayor comodidad de los enfermos, de modo que el doctor podía recibir visitas sin que se enterase nadie.