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Estos dos motivos me hacen pedirle una corta entrevista. No podríamos suplirla escribiéndonos; después de haberse escrito volúmenes, suele quedar aún obscuro lo que en un cuarto de hora de conversación se explica perfectamente. Usted puede hallar fácilmente el momento oportuno, pues por más que esté dispuesto a obedecerla, sabe que la señora de Rosemonde conoce mi proyecto de pasar en su casa una parte del otoño, y será menester al menos que espere la llegada de una carta, para alegar un negocio que me obligue a partir.
Adiós, señora mía; jamás me ha costado tanto el escribir esta palabra, que excita en mí naturalmente la idea de nuestra separación. Si pudiese usted imaginar cuán sensible es para mí, me atrevo a creer que agradecería un tanto mi docilidad.
Reciba por lo menos con más indulgencia la expresión obsequiosa del amor más tierno y respetuoso.
En..., a 26 de agosto de 17...
CONTINUACIÓN DE LA CARTA XL
DEL VIZCONDE DE VALMONT A LA MARQUESA DE MERTEUIL
Razonemos ahora, mi bella amiga. Usted sabe como yo que la escrupulosa, la honrada señora de Tourvel no puede concederme la primera de mis súplicas, y faltar a la confianza de amigas declarando mis acusadores; con que prometiéndole yo todo con esta condición, no me obligo a nada. Pero también comprende usted que esta misma negativa de su parte me sirve para obtener lo restante, y que entonces gano, alejándome, el entrar con ella en correspondencia de su propia voluntad; pues cuento por poco la entrevista que le pido, y casi no tiene otro fin sino el de acostumbrarla de antemano a que no me rehuse otras cuando me sean verdaderamente necesarias. Lo único que me queda por hacer antes de mi partida es saber quiénes son los que se ocupan en hablar mal de mí. Presumo que será su pedante marido, y quisiera que fuese así. A más que una prohibición marital es un aguijón para el deseo, estaría cierto de que desde el punto en que mi hermosa hubiese consentido en escribirme ya no tendría yo que temer nada del esposo, pues se habría puesto ella en la necesidad de engañarle. Pero si tiene una amiga bastante íntima para que le entregue su confianza, y esta amiga está contra mí, me parece necesario enemistarlas y espero conseguirlo; pero ante todo es preciso estar bien informado.