La caja de bombones (Agatha Christie) Libros Clásicos

Página 12 de 13

Me figuré que su criado, al encontrar un frasco vacío, lo tiraría sin darle mayor importancia.
Incliné la cabeza.
-Lo comprendo, madame -dije.
-¿Y cuál es su decisión, monsieur?
Su voz era firme y segura, la cabeza erguida, como siempre. Me puse en pie.
-Madame -dije-, tengo el honor de desearle buenos días. He llevado a cabo mis investigaciones... ¡y he fracasado! El asunto está cerrado.


Durante un momento Poirot guardó silencio, luego dijo quedamente:
-Ella murió justo una semana después. Mademoiselle Virginie pasó su noviciado y a su debido tiempo tomó las órdenes. Ésa, amigo mío, es la historia. Debo admitir que hice un triste papel.
-¡Pero si no fue un fracaso! -objeté-. ¿Qué podía pensar dadas las circunstancias?
-Ah, sacre, mon ami -exclamó Poirot, recobrando de nuevo su vivacidad-. ¿Es que no lo ve usted? ¡Fui treinta y seis veces imbécil! Mis células grises no funcionaron, todo el tiempo tuve en mis manos la verdadera pista.
-¿Qué pista?
-¡La caja de bombones! ¿No lo ve? ¿Habría cometido semejante error una persona que viera perfectamente? Sabía que madame Déroulard tenía cataratas... lo supe por las gotas de atropina. Sólo había una persona en la casa cuya visión defectuosa le impidiera ver qué tapa tenía que colocar. Fue la caja de bombones lo que me puso sobre la pista, y sin embargo, durante toda la investigación, no supe darme cuenta de su verdadero significado. Y también fallaron mis dotes de psicólogo. De haber sido el señor de Saint Alard el criminal jamás hubiera conservado en su poder un frasco comprometedor. Encontrarlo era una prueba de su inocencia. Sabía ya por mademoiselle Virginie que era un hombre muy abstraído. ¡En conjunto fue un caso desdichado el que acabo de referirle! Esta historia sólo se la he contado a usted. Compréndame, ¡no hago un buen papel en ella! Una anciana comete un crimen tan sencilla y hábilmente que yo, Hércules Poirot, me equivoco por completo. Sapristi! ¡Es irritante pensar en ello! Olvídelo. O no... recuérdelo; y si en cualquier momento cree que me estoy volviendo presuntuoso... no es probable, pero podría darse el caso...
Disimulé una sonrisa.
-Eh bien, usted me dirá «caja de bombones. ¿De acuerdo?
-¡Trato hecho!
-Después de todo -dijo Poirot ponderativamente- ¡fue una experiencia! ¡Yo, que indudablemente poseo en la actualidad el mejor cerebro de Europa, puedo permitirme ser magnánimo!
-Caja de bombones -murmuré suavemente.
-Pardon, mon ami?

Página 12 de 13
 

Paginas:


Compartir:



Diccionario: