La herencia de los Lemesurier (Agatha Christie) Libros Clásicos

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La persona que la asía seguía invisible en la sombra. Dejó la lámpara en tierra; con la mano derecha sacó la jeringuilla y con la izquierda tocó al niño en el cuello. Poirot y yo dimos un salto al propio tiempo. La lámpara rodó por el suelo y luchamos con el intruso en la oscuridad. Su fuerza era extraordinaria. Por fin le vencimos.
-La luz, Hastings. Tengo que verle la cara... a pesar de que temo saber demasiado bien a quien pertenece.
«Lo mismo me sucede a mí», me dije mientras buscaba la luz a tientas. Había sospechado un momento del secretario acuciado por la antipatía que me inspiraba, pero ahora estaba seguro de que el hombre que se beneficiaría de la muerte de los dos niños era el monstruo cuyos pasos habíamos estado siguiendo.
Uno de mis pies tocó la lámpara. La cogí y la encendí. Su luz brilló de lleno en el rostro de... Hugo Lemesurier, ¡el propio padre del pequeño!
Estuvo en un tris que se me cayera la lámpara de la mano.
-¡Imposible! -dije con la voz velada-. ¡Imposible!
Lemesurier había perdido el conocimiento. Entre Poirot y yo le trasladamos a su habitación y le dejamos sobre la cama. Poirot se inclinó y le quitó con suavidad un objeto de la mano. Luego me lo enseñó. Me estremecí. Era la jeringuilla.
-¿Qué hay en ella? ¿Veneno?
-Ácido fórmico si no me engaño.
-¿Ácido fórmico?
-Sí. Obtenido, probablemente, de la destilación de hormigas. Ya recordará que es químico. Luego se hubiera atribuido la muerte del niño a la picadura de la abeja.
-¡Dios mío! -exclamó-. ¡A su propio hijo! ¿Y usted lo sospechaba?
Poirot por toda respuesta, hizo gravemente un gesto afirmativo.
-Sí. Está loco, naturalmente. Imagino que la historia de su familia se convirtió en él en verdadera manía. Su deseo intenso de heredar la fortuna de los Lemesurier le condujo a cometer una serie de crímenes. Posiblemente se le ocurriría la idea al viajar por primera vez con Vicente. No podía permitir que la predicción resultase vana. El hijo de Ronald había muerto ya y el mismo Ronald era un moribundo. La familia está compuesta de individuos débiles. Él preparó el accidente de la pistola, y, lo que hasta ahora no había sospechado, la muerte de su hermano John mediante este mismo procedimiento de inyectarle en la yugular ácido fórmico. Entonces se realizó su ambición y se convirtió en dueño de las propiedades agrarias de la familia.

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