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viva en paz.
CAPÍTULO TRES
UN NUEVO REY:
RICARDO CORAZON DE LEON
Como estaba previsto, tras la muerte del rey Enrique de Plantagenet subió al trono su hijo
mayor, Ricardo I, conocido con el sobrenombre de Corazón de León por su nobleza y valentía.
El nuevo rey era muy sensible a la miseria en la que vivían los súbditos sajones. Conocía
también los intentos que sus antepasados y, en especial, su padre, habían hecho por cambiar esa
situación, sin conseguirlo. Pero él estaba decidido a dar un giro definitivo al curso de los hechos.
Deseaba ser el rey de un país en el que, de una vez por todas, no existieran ni vencedores ni
vencidos.
-Debemos construir una nueva Inglaterra. Pacífica, respetada en el exterior, poderosa... -decía
ilusionado el nuevo rey---. Para ello se necesita la colaboración de todos por igual: sajones y
normandos, nobles y plebeyos. Todos tendrán un lugar en el nuevo reino.
El rey Ricardo empezó a captar muy pronto la confianza de sus súbditos, ya fueran sajones o
normandos. Entre sus más entusiastas seguidores estaban su esposa Berengaria; lady Edith
Plantagenet, su prima, y la reina madre, Leonor
Entre las primeras medidas que tomó Ricardo Corazón de León, en aras de una mayor igualdad
entre sus súbditos, estaba la estricta prohibición de infligir castigos corporales a los siervos,
tratados como verdaderos esclavos, y la libertad de caza en los bosques, hasta ahora privilegio de
los normandos.
El rey Ricardo, con su bondad y su carácter conciliador, hizo cicatrizar las heridas abiertas entre
los dos pueblos. Todos lo aceptaron para que fuera el rey de todos. Odios y rencillas parecieron
quedar adormecidos en un profundo sueño.
Pero Ricardo Corazón de León pasaría poco tiempo en su país. Así, tuvo que acudir a la
llamada del papa Clemente III para participar en la Tercera Cruzada, con el fin de liberar Jeru-
salén, en manos del musulmán Saladino.
El rey, antes de su partida, tuvo grandes dudas.
-¿Cómo voy a ausentarme de Inglaterra durante tanto tiempo, y precisamente ahora, cuando