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Titulábase The sources of the Nil, being a general
survey of the basin of that river and of its heab stream with the history of the Nilotic
discovery by Charles Beke, th. D.
Poseía igualmente los excelentes mapas publicados en los Boletines de la Sociedad
Geográfica de Londres, y no podía escapársele ningún punto de las comarcas des-
cubiertas.
Consultando el mapa, vio que su rumbo latitudinal era de 20 o ciento veinte millas
oeste.
Kennedy observó que el camino se dirigía hacia el mediodía. Pero esta dirección
satisfacía al doctor, el cual queria reconocer, en la medida de lo posible, las huellas de sus
predecesores.
Se resolvió dividir la noche en tres partes, a fin de turnarse en la vigilancia. El doctor
comenzaba su guardia a las nueve, Kennedy a las doce y Joe a las tres.
Así pues, Kennedy y Joe, envueltos en sus mantas, se tendieron bajo la tienda y
durmieron a pierna suelta mientras el doctor Fergusson velaba.
XIII
Cambio de tiempo. - La fiebre de Kennedy. - La
medicina del doctor. - Viaje por tierra. - La cuenca de
Imengé. - El monte Rubeho. -A seis mil pies. - Un
alto en el camino del día
La noche transcurrió en calma. Sin embargo, el sábado por la mañana, Kennedy sintió
cansancio y escalofríos al despertarse. El tiempo cambiaba; el cielo, cubierto de densas
nubes, parecía prepararse para un nuevo diluvio. Un triste país, Zungomero, donde llueve
continuamente, excepto tal vez unos quince días en el mes de enero.
Una violenta lluvia no tardó en envolver a los viajeros; debajo de ellos, los caminos
cortados por nullabs, especie de torrentes momentáneos se volvían impracticables,
además de estar cubiertos de matorrales espinosos y llanas gigantescas. Se percibían
claramente esas emanaciones de hidrógeno sulfurado de las que habla el capitán Burton.
-Según él -dijo el doctor-, y tiene razón, se diría que hay un cadáver oculto detrás de
cada matorral.
-Es un maldito pais -respondió Joe-, y me parece que el señor Kennedy se encuentra
mal por haber pasado en él la noche.
-En efecto, tengo una fiebre bastante alta -dijo el señor Kennedy.
-Nada tiene de particular, mi querido Dick; nos hallamos en una de las regiones más
insalubres de África. Pero no permaneceremos en ella mucho tiempo.