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del signo de Cahors y de Sodoma, 50
y del que habla de Dios con menosprecio. 51
El fraude, que cualquier conciencia muerde,
se puede hacer a quien de uno se fía,
o a aquel que la confianza no ha mostrado. 54
Se diría que de esta forma matan
el vínculo de amor que hace natura;
y en el segundo círculo se esconden 57
hipocresía, adulación, quien hace
falsedad, latrocinio y simonía,
rufianes, barateros y otros tales. 60
De la otra forma aquel amor se olvida
de la naturaleza, y lo que crea,
de donde se genera la confianza; 63
y al Círculo menor, donde está el centro
del universo, donde asienta Dite,
el que traiciona por siempre es llevado.» 66
Y yo: «Maestro, muy clara procede
tu razón, y bastante bien distingue
este lugar y el pueblo que lo ocupa: 69
pero ahora dime: aquellos de la ciénaga,
que lleva el viento, y que azota la lluvia,
y que chocan con voces tan acerbas, 72
¿por qué no dentro de la ciudad roja
son castigados, si a Dios enojaron?
y si no, ¿por qué están en tal suplicio?» 75
Y entonces él: «¿Por qué se aleja tanto
-dijo- tu ingenio de lo que acostumbra?,
¿o es que tu mente mira hacia otra parte? 78
¿Ya no te acuerdas de aquellas palabras
que reflejan en tu ÉTICA las tres. 80
inclinaciones que no quiere el cielo, 81
incontinencia, malicia y la loca
bestialidad? ¿y cómo incontinencia
menos ofende y menos se castiga? 84
Y si miras atento esta sentencia,
y a la mente preguntas quién son esos
que allí fuera reciben su castigo, 87
comprenderás por qué de estos felones
están aparte, y a menos crudeza
la divina venganza les somete.» 90
«Oh sol que curas la vista turbada,
tú me contentas tanto resolviendo,
que no sólo el saber, dudar me gusta. 93
Un poco más atrás vuélvete ahora
-díjele--, allí donde que usura ofende