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Así mi guía comenzó a decirme;
y le ordenó que se acercase al borde
donde acababa el camino de piedra. 6
Y aquella sucia imagen del engaño
se acercó, y sacó el busto y la cabeza,
mas a la orilla no trajo la cola. 9
Su cara era la cara de un buen hombre,
tan benigno tenía lo de afuera,
y de serpiente todo lo restante. 12
Garras peludas tiene en las axilas;
y en la espalda y el pecho y ambos flancos
pintados tiene ruedas y lazadas. 15
Con más color debajo y superpuesto
no hacen tapices tártaros ni turcos,
ni fue tal tela hilada por Aracne. 18
Como a veces hay lanchas en la orilla,
que parte están en agua y parte en seco;
o allá entre los glotones alemanes 21
el castor se dispone a hacer su caza,
se hallaba así la fiera detestable
al horde pétreo, que la arena ciñe. 24
Al aire toda su cola movía,
cerrando arriba la horca venenosa,
que a guisa de escorpión la punta armaba. 27
El guía dijo: «Es preciso torcer
nuestro camino un poco, junto a aquella
malvada bestia que está allí tendida.» 30
Y descendimos al lado derecho,
caminando diez pasos por su borde,
para evitar las llamas y la arena. 33
Y cuando ya estuvimos a su lado,
sobre la arena vi, un poco más lejos,
gente sentada al borde del abismo. 36
Aquí el maestro: «Porque toda entera
de este recinto la experiencia lleves
-me dijo-, ve y contempla su castigo. 39
Allí sé breve en tus razonamientos:
mientras que vuelvas hablaré con ésta,
que sus fuertes espaldas nos otorgue.» 42
Así pues por el borde de la cima
de aquel séptimo circulo yo solo
anduve, hasta llegar a los penados. 45
Ojos afuera estallaba su pena,
de aquí y de allí con la mano evitaban
tan pronto el fuego como el suelo ardiente: 48