Divina Comedia (Dante Alighieri) Libros Clásicos

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en el infierno, pétreo y ferrugiento,
igual que el muro que le ciñe entorno. 3

Justo en el medio del campo maligno
se abre un pozo bastante largo y hondo,
del cual a tiempo contaré las partes. 6

Es redondo el espacio que se forma
entre el pozo y el pie del duro abismo,
y en diez valles su fondo se divide. 9

Como donde, por guarda de los muros,
más y más fosos ciñen los castillos,
el sitio en donde estoy tiene el aspecto; 12

tal imagen los valles aquí tienen.
Y como del umbral de tales fuertes
a la orilla contraria hay puentecillos, 15

así del borde de la roca, escollos
conducen, dividiendo foso y márgenes,
hasta el pozo que les corta y les une. 18

En este sitio, ya de las espaldas
de Gerión nos bajamos; y el poeta
tomó a la izquierda, y yo me fui tras él. 21

A la derecha vi nuevos pesares,
nuevos castigos y verdugos nuevos,
que la bolsa primera abarrotaban. 24

Allí estaban desnudos los malvados;
una mitad iba dando la espalda,
otra de frente, con pasos más grandes; 27

tal como en Roma la gran muchedumbre, 28
del año jubilar, alli en el puente
precisa de cruzar en doble vía, 30

que por un lado todos van de cara
hacia el castillo y a San Pedro marchan;
y de otro lado marchan hacia el monte. 33

De aquí, de allí, sobre la oscura roca,
vi demonios cornudos con flagelos,
que azotaban cruelmente sus espaldas. 36

¡Ay, cómo hacían levantar las piernas
a los primeros golpes!, pues ninguno
el segundo esperaba ni el tercero. 39

Mientras andaba, en uno mi mirada
vino a caer; y al punto yo me dije:
«De haberle visto ya no estoy ayuno.» 42

Y así paré mi paso para verlo:
y mi guía conmigo se detuvo,
y consintió en que atrás retrocediera. 45

Y el condenado creía ocultarse

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