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Se hallaba en un estado continuo de reocupación, y sólo interesaba a las empresas marginales
o en pleno declive capaces de mostrarse indiferentes a lo que no cabe duda era un ambiente fundamentalmente inhumano. Aun así, se sabe que algunas lo preferían a otros ambientes más acogedores.
Plenty fue construido por los frasques, y por cuanto he podido descubrir sus creadores no lo conocían con ese nombre ni con ningún otro. Era la reliquia más importante dejada por esa raza derrotada durante su breve estancia en el sistema solar, y Tabitha lo sabía. Los frasques aparecieron poco después que los capellanos de hecho, se puede decir que llegaron pisando sus impolutos talones color perla-, y siguieron su vector antes de que la gran puerta del espacio pudiera cerrarse delante de ellos. Los humanos de aquella época siempre pensaron que eran la más extraña de toda la gama de especies recién llegadas. Los frasques parecían gavillas de cañas capaces de moverse. Eran bastante altivos, recordaban un poco a los insectos y tenían la molesta costumbre de abrir la boca en el momento más inesperado y lanzar un siseo estridente.
Alguien logró entender su lengua, y debemos admitir que los frasques consiguieron poner en un estado de considerable agitación a regiones enteras del Africa Central y Sudamérica. Los cultos olvidados revivieron y hubo duelos salvajes a medianoche. Ejércitos enteros desertaron y se desvanecieron, algunos dijeron que primero para trabajar como esclavos en un intento claramente condenado al fracaso de crear una colonia en Venus y, después, en el orbital más monstruoso jamás concebido.
Los frasques eran una especie agresiva, diligente y decidida a explotar su entorno al máximo. La relación entre machos y hembras dentro de su civilización más avanzada es de tres a uno, y las hembras dominan a los machos mediante una incomprensible mixtificación social del estro. Las generaciones de machos se suceden rápidamente y trabajan hasta morir de agotamiento para proporcionar el máximo bienestar posible a las hembras, más inteligentes pero no menos salvajes que ellos. El centro de su colmena está ocupado por una reina que irradia sus órdenes implacables a través del laberinto de túneles. Basta con eliminar a la reina para que el resto de la sociedad deje de funcionar. Los machos sometidos a la voluntad de la Reina de Plenty iban y venían incansablemente sobre la gigantesca construcción circular cristalizando la materia prima directamente de las partículas dispersas en el espacio sublunar.