El castillo de lindabridis (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

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Por lo menos extrañeza
será de ingenio saber
que hoy todo cuanto hay que ver
es cortado de una pieza.
Y esto aparte--¡vive Dios!--
que él se ha puesto en el caballo
--ya nunca podrá parallo--
y a un mismo tiempo los dos
y el sol me dejan a obscuras
en un monte. ¿Ya qué espero?
No fuera andante escudero,
a no verme en aventuras.

Salen FLORISEO y CORO


FLORISEO: Pues que ya la noche fría
temerosamente asombra,
y baja la negra sombra
pisando la falda al día,
cantad. Tenga una vez salva
la negra noche al bajar;
que no siempre ha de envidiar
a los músicos del alba.
Decid al segundo sol,
que da al primero desmayos,
que, en ausencia de sus rayos,
soy humano girasol.

Salen ROSICLER y CORO por el otro lado


ROSICLER: Pues Lindabridis permite,
hasta el fin de tanto empleo,
lo que es cortés galanteo
y estas licencias admite,
mientras yo digo llorando
mi mal, pues yo lo sentí,
quien no le siente, por mí
le podrá decir cantando.

Cantan


CORO 1: "Bellísima Lindabridis,
¿para qué tus ojos buscan
nuevos encantos, teniendo
el mayor en la hermosura?"
CORO 2: "¿Para qué buscas más rayos,
si sale la aurora tuya
compitiendo con las selvas,
cuando las flores madrugan?"

FLORISEO: Desotra parte del monte
sonoras voces se escuchan.
ROSICLER: Éste es Floriseo, que así
dichas que yo pierdo busca.
MALANDRÍN: Vísperas son a dos coros;
no será muy mala industria,
en tanto que cantan ellos
la copla, hacer yo la fuga.

Vase hacia ROSICLER


CORO 1: "Despojos son de tu planta
bellas flores, fuentes puras,
porque ambicioso el abril
para tu adorno las junta."
CORO 2: "Y porque el aire no esté
celoso de su ventura,

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