Los Muchachos de Jo (Louisa May Alcott) Libros Clásicos

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Dan todavía no ha encontrado nada positivo, es verdad; pero es trabajador y constante, y se saldrá al fin con la suya.
-Y de Medio-Brooke, ¿qué se sabe? -preguntó Tommy.
-Por la ciudad anda, de periodista, buscando por todas partes noticias como un desesperado, desde los sermones hasta las apuestas en los matches de box. Ha principiado por esto, pero es aplicado e inteligente, y llegará con el tiempo a ser un buen periodista - dijo la tía Jo en su profético tono; porque ansiaba poder convertir algunos de sus gansos en cisnes.
-"En nombrando al ruin de Roma..." -exclamó Tommy al ver a un joven de buenos colores y ojos castaños que se aproximaba hacia donde ellos estaban, agitando un periódico por encima de su cabeza.
-¡Aquí tienen ustedes su "Diario de la Noche"! ¡Ultima edición! ¡Crimen horroroso! ¡El cajero de un Banco se fuga! ¡Fábrica de pólvora volada, y huelga de los estudiantes de humanidades! -gritó Ted, y corrió a ponerse al lado de su primo con la gracia y presteza de una joven jirafa.
-El comodoro ha entrado, cortará su cable y se marchará en cuanto termine -exclamó Medio Brooke en tono profesional de náutica al leer la buena noticia.
Todos hablaron a la vez durante un momento, y el diario fue pasando de mano en mano, para que todos pudieran ver por su propios ojos la agradable noticia que el "Brenda", procedente de Hamburgo, había entrado en el puerto con toda felicidad.
-Mañana mismo lo tenemos aquí con su colección de curiosidades marinas. Yo lo vi más negro que un grano de café tostado y oliendo a alquitrán, y me dijo que lo habían nombrado segundo piloto porque al otro lo habían desembarcado con una pierna rota -añadió John entusiasmado.
-Tendré que arreglarle yo la pierna -dijo Nan para sus adentros, retorciéndose las manos con aire profesional.
-¿Y qué tal está Franz? -preguntó la señora Jo.
-¡Se va a casar! ¿No lo sabían ustedes? Tía, una buena noticia para usted. El primero del rebaño; así es que ya se puede usted despedir de él. Ella se llama Ludmilla Hildegard Blumenthal; de buena familia, guapa, acomodada, y un ángel, eso desde luego. El muchacho espera el consentimiento de su tío, y en cuanto lo reciba ya lo tenemos convertido en un honrado burgués. ¡Que Dios le depare buena suerte y muchos años de vida!

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