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a Dios dijiste, y quítame el enredo.» 96
«A quien la entiende, la Filosofía
hace notar, no sólo en un pasaje
cómo natura su carrera toma 99
del divino intelecto y de su arte;
y si tu FÍSICA miras despacio,
encontrarás, sin mucho que lo busques, 102
que el arte vuestro a aquélla, cuanto pueda,
sigue como al maestro su discípulo,
tal que vuestro arte es como de Dios nieto. 105
Con estas dos premisas, si recuerdas
el principio del Génesis, debemos
ganarnos el sustento con trabajo. 108
Y al seguir el avaro otro camino, 109
por éste, a la natura y a sus frutos,
desprecia, y pone en lo otro su esperanza. 111
Mas sígueme, porque avanzar me place;
que Piscis ya remonta el horizonte
y todo el Carro yace sobre el Coro, 114
y el barranco a otro sitio se despeña.
CANTO XII
Era el lugar por el que descendimos
alpestre y, por aquel que lo habitaba,
cualquier mirada hubiéralo esquivado. 3
Como son esas ruinas que al costado
de acá de Trento azota el río Adigio,
por terremoto o sin tener cimientos, 6
que de lo alto del monte, del que bajan
al llano, tan hendida está la roca
que ningún paso ofrece a quien la sube; 9
de aquel barranco igual era el descenso;
y allí en el borde de la abierta sima,
el oprobio de Creta estaba echado 12
que concebido fue en la falsa vaca;
cuando nos vio, a sí mismo se mordía,
tal como aquel que en ira se consume. 15
Mi sabio entonces le gritó: «Por suerte
piensas que viene aquí el duque de Atenas, 17
que allí en el mundo la muerte te trajo? 18
Aparta, bestia, porque éste no viene
siguiendo los consejos de tu hermana,
sino por contemplar vuestros pesares.» 21
Y como el toro se deslaza cuando
ha recibido ya el golpe de muerte,