Luis Pérez el gallego (Pedro Calderón de la Barca) Libros Clásicos

Página 7 de 53

en esta quinta vivís,
donde a vuestros brazos llego
agradecido, obligado,
confïado, satisfecho,
temeroso, perseguido
y enamorado. No puedo
pasar de aquí; que pues dije
enamorado, yo creo
que se me debe el favor
de justicia y de derecho.


LUIS: Tan ofendido he quedado
de escuchar los cumplimientos
con que me habláis, Manuel Méndez,
que estoy por no responderos.
Para decirme, "Luis Pérez,
un hidalgo dejo muerto,
conmigo traigo una dama
y a vuestra casa me vengo,"
¿era menester andar
por frases y por rodeos?
Mas quiero enseñaros yo,
dejando encarecimientos,
del modo que habéis de hablar.
Escuchad, Manuel, atento.
Vengáis a esta vuestra casa
por muchos años y buenos,
adonde seréis servido.
Y así volved al momento
donde esa dama dejáis,
y traedla donde creo
que esté segura y gustosa;
que yo en la quinta me quedo
y no salgo a recibirla
porque no sé cumplimientos;
y quiero quedarme aquí
a prevenir todo aquello
que a su servicio convenga.
MANUEL: Dejad que otra vez el pecho
agradecido os conozca
por amigo verdadero.
LUIS: Andad, señor; que estará,
viéndose en extraño suelo,
con cuidado esa señora;
y no es justo deteneros.

Vase MANUEL


¡Isabel!

Sale ISABEL


ISABEL: ¿Qué es lo que quieres?
LUIS: Decirte que, si algún tiempo
te ha merecido mi amor
algún agradecimiento,
en esta ocasión lo muestres.
Deja el enojo y no demos
que decir a los extraños;
que para todo habrá tiempo;
porque has de saber que en casa
unos huéspedes tenemos,
a quien debo obligaciones,
y pagárselas pretendo.
Manuel Méndez viene aquí
con su mujer.
ISABEL: En aquesto
y en todo te serviré.

Dentro ruido de espadas


Mas ¡valgame Dios! ¿Qué es esto?
LUIS: Notable ruido de armas
y voces.

Dentro
**


Página 7 de 53
 

Paginas:
Grupo de Paginas:       

Compartir:



Diccionario: