Cyrano de Bergerac (Historia cómica de los Estados e Imperios del Sol) Libros Clásicos

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merced a esa inclinación de rodar sobre sus ejes a que los impulsa su
misma figura, como nosotros vemos, sino que, evaporándose de su masa y
andando en su huida de tal manera, habrán hecho girar hasta los orbes más
pequeños que se hallaban en la esfera de su actividad. Por esto Mercurio,
Venus, la Tierra, Marte, Júpiter y Saturno están obligados a girar y
piruetear en torno del Sol. Lo cual no quiere decir que sea absurdo pensar
que en otro tiempo todos estos globos fuesen otros tantos soles, puesto
que todavía queda en la Tierra, a pesar de que constantemente se va
extinguiendo, bastante calor para hacer que la Luna gire en su torno por
el movimiento circular de los cuerpos que se desprenden de su masa y
también lo tiene Júpiter para hacer girar a cuatro. Pero estos soles, con
el tiempo, han sufrido una pérdida de luz y de fuego tan considerable (a
causa de la emisión continua de pequeños cuerpos que producían ese calor y
esa claridad) que han acabado por no ser otra cosa que materia fría,
tenebrosa y casi impotente. Hoy mismo, nosotros descubrimos que las
manchas que tiene el Sol, y en las cuales los antiguos no habían reparado,
crecen de día en día. ¿Y quién sabe si esas manchas son tan sólo una
corteza que se forma en la superficie del Sol porque su masa se va
extinguiendo a medida que ese astro nos va dando su luz? ¿Y quién sabe si
no llegará a un punto en que, abandonado por todos esos cuerpos movedizos,
el Sol acabará por ser un cuerpo opaco como es la Tierra? Ha habido siglos
inmensamente lejanos, más allá de los cuales no aparece ningún vestigio
del género humano; pues bien, es muy posible que entonces la Tierra no
fuese sino un sol poblado por animales proporcionados al clima que los

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