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Si me amas, mi ternura te incitará a unir nuestros amores en un santo lazo, pues los demás reconocen que lo mereces, y yo lo creo mejor por mí que por referencias. (Sale.)
Escena II
Aposento en la casa de Leonato.
Entran DON PEDRO, CLAUDIO, BENEDICTO y LEONATO.
DON PEDRO.-Permanezco sólo hasta que se realice vuestra boda y después parto hacia Aragón.
CLAUDIO.-Os acompañaré hasta allí, señor, si me lo permitís.
DON PEDRO.-No; sería tanto como empeñar el nuevo brillo de vuestro matrimonio, trataros como a un niño a quien se le enseñara su vestido nuevo y se le prohibiera el usarlo. Me atreveré sólo a solicitar la compañía de Benedicto, que desde la coronilla hasta la punta de sus pies es todo alegría. Dos o tres veces cortado la cuerda del arco de Cupido y el pequeño verdugo no osa ya tirar contra él. Tiene un corazón tan sonoro como una campana y su lengua es el badajo,
pues lo que piensa su corazón su lengua lo pronuncia.
BENEDICTO.-No soy el que era, galanes.
LEONATO.-Eso digo yo; me parece que estáis triste.
CLAUDIO.-Sospecho que está enamorado.
DON PEDRO.-¡A la horca, renegado! No hay en él una sola gota de sangre
capaz de sentir lealmente los efectos del amor. Si está triste es que carece de
dinero.
BENEDICTO.-Me duele una muela.
DON PEDRO.-Sácatela.
CLAUDIO.-Que se ahorque.
LEONATO.-Ahorcarla primero y sacárosla después.
DON PEDRO.-¡Cómo! ¿Suspirar por un dolor de muelas?
LEONATO.-¿Es otra cosa sino un flujo o gusanillo?
BENEDICTO.-Bien; todo el mundo sabe dominar el mal, menos el que lo
padece.
CLAUDIO.-No obstante, digo que está enamorado.
DON PEDRO.-No se advierte en él rareza alguna, a no ser el capricho de
disfrazarse con trajes extraños; como hoy de holandés, mañana de francés, o a la
usanza de dos naciones a un tiempo, a saber, de alemán de cintura para abajo,
todo gregüescos, y de español de cintura para arriba, ropilla no más. A no ser que
le dé el capricho por esta locura, como parece que le da, no está loco por otro
capricho, como queréis suponer.
CLAUDIO.-Si no está enamorado de alguna mujer, no hay que dar crédito a
signos antiguos. Se cepilla el sombrero por la mañana. ¿Qué indica eso?
DON PEDRO.-¿Le ha visto alguien en casa del barbero?