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Pronto partirán a vivir sus vidas en serio, y yo espero que lo que haya podido enseñarles en cuanto al cuidado de sus mentes y sus cuerpos, no sea olvidado ni descuidado porque puede no estar de moda fuera de nuestro pequeño mundo.
-Yo nunca temeré a ese fantasma, señorita Orne -proclamó Sally, pronta para comprender y aceptar el oportuno consejo.
-Tengo mucha fe en ti, querida, puesto que has demostrado tu valor al desafiar a otra clase de fantasmas... Pero éste es difícil de enfrentar y vencer, de modo que vigilen, permanezcan firmes, y que esos jerseys que tanto les gustan cubran, no sólo cuerpos jóvenes y saludables, sino corazones felices, de manera que ambos les ayuden a ser mujeres buenas, sensatas y útiles en los años venideros. Queridas niñas, prometedme esto, y yo sentiré que nuestro invierno no pasó en vano, y que nuestra primavera está colmada con la maravillosa promesa de un espléndido verano.
Al decir esto, con su bello rostro iluminado de esperanza y ternura, la señorita Orne abrió los brazos para reunir a todas y sellar así sus promesas con besos agredecidos, más elocuentes que cualquier palabra.
Mucho después de terminar sus días escolares, las seis muchachas conservaron los jerseys blancos que lucieron en el festival de graduación, como reliquias del Club J. J. Y mucho después de que aquéllos se convirtieran en harapos, ellas recordaron las lecciones que las ayudaron a ser tal como esperaba su buena amiga : saludables, felices y útiles.
FIN